Muchas veces nos contagiamos de
amor. Vemos algo que nos lo produce, sentimos una sensación o simplemente
jugamos con la imaginación para que vuelen los pajaritos más interiores y la
nariz del alma respire amor. ¿Pero que pasa cuando ese amor que llega a través
del contagio no se puede utilizar? ¿Se va a la mismísima mierda? ¿O simplemente
se nos pudre adentro como una fruta cundo la olvidamos en la heladera?
Es difícil prever que hacer con ese
amor si no lo podemos aplicar. ¿Y si lo aplicamos mal? ¿Y si lo aplicamos bien
y es mal recibido o mal contestado? Ahí la cosa se complica. El amor no es moco
de pavo. Hay que saber usarlo. El contagio, en este caso, es bien visto.
Ojala muchos nos contagiemos de amor todo los
meses o años (no pido todo los días, ya seria medio extraño). Quizás viviríamos
mejor. Y no por meternos en lo que yo llamo “La burbuja del amor” (más adelante
será explicado), sino por ese bienestar casi tonto que no nos invita a la
discusión ni a la pelea. El contagio tendría que ser masivo, casi como una
epidemia. Para cambiar los males de la tierra de un saque. Un amor que nos
zarpe a todos y nos saque las ambiciones. Por que el amor lo puede todo.
Cuando uno logra llegar al amor,
porque no me jodan que se lo encuentran, la sensación es maravillosa. Y cuando
se va, una cagada. Sentimos que no hay solución para tamaña pérdida, que por lo
general es muy chica y remplazable en un tiempo. El contagio tendría que ser
casi mensual, ya que más de un malvado le va a encontrar el antídoto para
arruinarnos la fiesta. Los laboratorios se llenarían de plata con el remedio
para cortar el amor. Más de uno lo compraría.
Y no va a faltar el que me diga que el amor duele. Duele si vos queres.
Si pensas bien no duele, hay cosas mas importantes que duelen que no me voy a
gastar en mencionarlas. El amor no puede doler por el mismísimo motivo de que
tenerlo es un gran regalo de la vida. Habrá gente que lo mirará mal pero con el
tiempo lo va a querer tener. El contagio sería genial, casi fantástico. Todos
enfermos, todos con “amor”.
Los médicos no van a entender nada cuando los pacientes le comenten el
cuadro. “¿Señor que siente?”, dirá el medico. “Siento como amor”, contestará el
paciente. Y el doctor va a poder hacer muy poco, casi nada. Confirmará el
cuadro y le pedirá al paciente que se tranquilice. Y algún loco doctor le dará
tranquilizantes. Pero no mucho más. El paciente se ira contento, confirmó el
contagio de amor
Los diarios hablarán del amor como si supieran. Aparecería el “especialista
en amor”, que no sería otro que un Relacionista publico que conoce la noche y
que de amor no sabe un pito. Y no quiero decir que existan las personas que
sepan de amor y las que no. Todas las personas sabemos algo del amor. Algunos
saben poco, no les interesa o valoran otras cosas. Otros mucho, que lo
sufren por que los zarpa para mal casi todo el tiempo. Es que la sensibilidad
también esta cerca del amor, como si fuera una sombra. Pero todos tenemos una
historia con el amor. Esa, seguramente, no saldrá en el diario.
El contagio se hará solo, por el
aire. Todos le sacaríamos el barbijo al alma y nos empaparíamos de ese germen
divino. No divino de belleza, sino de divinidad. Y ahí me sale un
ejemplo de amor, de contagio masivo de amor. ¿O no nos enamoramos del Diego
cuando llevo a la gloria el pueblo y la bandera? El Diez es un buen ejemplo del
contagio de amor. Un hombre, millones de argentinos felices. Pero ahí, con el
Diegote, aparece la contracara: Los anticontagio. Estarán recluidos en algún
ghetto para cagarnos el amor. Aparecerán en la tele haciendo las críticas
destructivas que para ellos les corresponden al caso. Los poderosos colaboraran
invirtiendo en laboratorios, los terrenales crearan la guerra de guerrillas
contra el amor. Estarán agazapados para salar el contagio, se preocuparan por
que las noticias que no queremos leer ni oír lleguen a nosotros. Inventarán mentiras terribles. Aunque no lo
creamos, estarán.
Pero el contagio masivo será un éxito si logramos pasar la primera fase.
La que llamo “la burbuja del amor”. Esa burbuja de mierda que estupidiza a
todos cuando el amor comienza. No deja ver ni oír, entumece los músculos para
no poder ir a ver otras personas que no sean la que nos produce ese estado,
crea ideas falsas, como la de sentirse todopoderoso/a, que ni por asomo existe.
Esta burbuja se presenta en el comienzo del amor, zarpando los sentidos. Aunque
muchos siguen boludizados por su efecto por mucho tiempo. No les entran balas. Si
el contagio se corta y vuelve continuamente podría producirse un súper-estado
de burbujeo. Pero calculo que la gente se cansara de la burbuja. Aparte el
contagio masivo nos pondrá a todos en la misma situación.
Y no faltará el que venda la antena o el atrapa sueños para el amor. Tampoco no faltaran los que no se contagian. A esos si que habría que llevarlos a un
medico para hacerlos ver. Creo que terminarían declarándolos insanos, porque
les provocarían daño a terceros.
De esta manera no habrá desperdicio
de amor. Todo se depositara en el lugar que cada persona lo vea mejor. Rara
vez, a alguien le sobrará. Ese se sentirá raro pero feliz, tiene de más. Y las
cosas serian al revés. No serán pocos los que luchen para que el amor triunfe,
el mundo se trasformará en una batalla para que este gane. Y cuándo todos
estemos contagiados todo será diferente. Las cosas serán vistas diferentes.
Serán vistas con ojos de amor.