viernes, 24 de noviembre de 2023

CINCO ESQUINAS

  No es una esquina, son cinco. Parece que se están enfrentando. Rompen con la lógica de las cuatro puntas de las bocacalles, rompen con la normalidad del tránsito de cualquier paisaje. Son las cinco esquinas para todos los del barrio. No tienen la clásica distribución simétrica y eso las hace especiales desde el vamos.

  Un enorme escudo de Lanús que dice “Los pibes del Oeste” es una de las caras de estas esquinas, como carta de presentación. “No se cómo explicarlo porque sentirlo es mejor, la barra XIV”, también aclara uno de los laterales. Al otro lo acompaña la frase “En el sur somos todos de Lanús” con la firma del Diego, que no es de nadie y es de todos.

  Otra de las caras tiene su cara, con una pequeña barba y los colores nacionales. Los ojos y la boca sobre el blanco, el pelo y la pera sobre el celeste. Algunos pasan y lo tocan, lo saludan como un ritual, como uno que no está, pero estará siempre.

   Sobre el lateral de la cara de Maradona está el espacio que en épocas electorales se utiliza para poner el nombre del candidato y el cargo que quiere ocupar. Justo en diagonal acompaña un palo de luz con la cara de dos candidatos opuestos. La política, siempre local, intercede en el paisaje. Un camión blanco con la caja celeste se acuesta sobre la calle tapando el nombre del candidato.

  En otra esquina hay un viejo quisco que ya no está operativo. Tiene un pequeño techito de esos que se abren las hojas con una manivela, algo gastado, con un poco de oxido. Arriba tiene un balcón extraño con una ventana pegada. A modo de ofrenda tiene unas flores en una botella cortada, sobre una ventana blanca cerrada. Es una imagen de otra época, sin dudar.

  A la vuelta del viejo quiosco está la carnicería del barrio. De ahí salen personas derrotadas por los precios pero con sus bolsas de comprar. Una señora se sube a la bici y trata de atar su bolsita roja al manubrio. No lo consigue y se anima a pedalear con la mano derecha sosteniendo la gloriosa y salada carne, mientras la izquierda agarra fuerte el manubrio.

  En la tercera esquina, por ponerle un número a las ochavas, un portón negro con algunas manchas amarillas irrumpe la pared donde antes (en clara evidencia) se lucía la frase “Mi felicidad es poder contemplarte”. Se ve que el vecino prestó la pared y después pegó un autito. Las calles del Conurbano no están para dejar dormir un coche afuera, entonces el portón le ganó a la frase, aunque dejaron sus puntas y con conocimientos de la banda Nahual se puede entender lo que dice.

  El pasto está largo y las baldosas faltan como en varias calles de la ciudad de Lanús. Sobre un palo de luz se indica que hay una loma de burro sobre esa esquina para los que vienen desde la Avenida San Martín, pero ahora le llaman “reducidores de velocidad”, son de color negro y amarillo, de un plástico que en no mucho tiempo se resquebrajará con el sol del verano y el paso de camiones y autos.

  En la esquina que falta mencionar hay una casa pintada de verde, un aire acondicionado rompe la estructura, se sale de la pared de golpe, tiene impericia y energía la forma en la que vive. Sobre la vereda hay un Volkswagen Polo color vinotinto que su dueño trata de arreglar para que vuelva a arrancar. En eso da un paso atrás y pisa al perro, que da un quejido y sale disparado al cordón. No es tonto, no baja a la calle. El muchacho le dice que ese no es lugar para ubicarse y lanza un improperio. El perro lo mira pero no le ladra nada.

   En las cinco esquinas hay árboles secos que esperan la primavera, un caniche pasa corriendo sin rumbo, una camioneta transita con un megáfono colgado de un palo que alguna vez fue parte de una estructura. Un cartel dice “Internet full sat 6009-7100” y no podría definirse si es el futuro o el pasado. Una casa posa con el cartel de venta de la inmobiliaria Brandolino. Un perro corre la camioneta gris de su dueño que viene del trabajo a dejar al pibe que labura con él. A lo lejos se ve una casa rodante que duerme en la calle sin sus ruedas. Muchos palos de luz, muchos cables que se cruzan entre si.

Postales de un barrio que tiene cinco esquinas.

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