jueves, 15 de junio de 2023

MI PLAZA ES MI MUNDO.

 Una plaza en la parte no céntrica de Lanús, un pequeño espacio cargado de recuerdos y situaciones especiales. Siempre volvemos a los lugares donde nos sentimos conformes, donde fuimos felices. Buscamos otras formas de felicidad, le queremos sacar el jugo al limón. Si venís para acá te espero en mi plaza para mostrarte quien soy, ella puede hablar mejor de mí que más de alguno que dice conocerme.

  “Pinta tu aldea y pintarás tu mundo” es una frase que le atribuyen a León Tolstoi, famoso novelista ruso que falleció hace más de 100 años y es considerado uno de los grandes escritores de la literatura mundial. Dicen que la frase real era “conoce tu aldea y conocerás el mundo”, pero que el tiempo la fue modificando. Es verdad que la primera tiene algo más de mística y poco de refutación, la segunda es muy metafórica. Al caso es lo mismo, la quiero solo para pintar mi mundo: la plaza de mi barrio.

  A dos cuadras de casa está la Plaza Arias, pero todos le decimos la Monroe. No sé muy bien por qué esa dicotomía con el nombre. Ocupa toda la manzana, tiene muchos árboles aunque le faltarían algunos más. Su tesoro más grande es la calesita de don Mario, que hace muchos años murió y su hija ocupó su lugar. Todo el barrio pasó por ahí. Mi generación llegó a conocer a Mario, los pibes nuevos se suben a la calesita con reggaetones y cumbitas.

  Es una plaza que tiene bastante verde, los famosos y modernos juegos de la salud, la mencionada calesita, sube y baja, tobogán, hamacas y los demás juegos. Sin ningún tipo de sentido tiene una tortuga gigante a modo de estatua en la parte con cemento que durante mucho tiempo los nuevos pibes usaron de espacio para las batallas de rap. Tiene dos mesitas con el dibujo del tablero de ajedrez en mosaico, que casi nadie usa para el juego-ciencia. Sus cuatro laterales se transforman en una pista de atletismo que mezcla a los profesionales con los desordenados. Como todo espacio que reúne al pueblo tiene una virgen y varios asientos, para que cuando todo se pudra las señoras vayan y pidan por nosotrxs.

  Ese es mi mundo. Con los barris que caen tipo 19 horas en verano (en invierno es más temprano), que hace años llegaron a un acuerdo y se portan bien. Cuando era pibe eran muy zarpados y la plaza fue un espacio de violencia, sexo y drogas, con algo de rock & roll. Era común encontrar jeringas los domingos por la mañana, preservativos cerca de los árboles y botellas rotas por los pastos. Hasta vi una pareja completamente desnuda garchando sin problemas en el medio de la plaza (algo iluminada) cuando tenía 11 años. Ahora eso lo dejamos atrás, como dejamos atrás los 90´s.

  Cruzar la plaza era toda una aventura de noche. Había que ir con un mayor o ser una bocha de pibes. Siempre abundan las historias de robos y corridas, aunque creo que hace unos años aflojaron. Lo que no sé si fue que aflojaron los afanos o aflojó el mito. Porque como todo mito que va de boca en boca con alguna generación se rompe y se pone difuso. Como no estoy seguro de lo que pasa elijo creer que ya no pasa, que de noche es igual de peligroso que cualquier zona no céntrica de Lanús, donde el Estado municipal no llega por clara decisión de dónde poner el dedo.

  Hace unas semanas vinieron de la municipalidad a la plaza. Un amigo que estaba con su nene escuchó como un tipo con una carpetita y una chica iban diciendo que se podía hacer en cada espacio. A partir de ahí se convirtió en una zona de guerra: quedó completamente removidas, con largos canales para pasar caños y cables, un montón de cemento en donde había pasto para poner (más) juegos de la salud, una fila de baldosas más alrededor (en lo que antes mencioné como pista de atletismo), volaron las dos mesas de ajedrez, pusieron cemento en los últimos caminos internos de barro, unas paredes de tres o cuatro ladrillos que todavía no se define que va a ser y la modificación completa del piso y exteriores de la calesita.

  Te parte el corazón pasar y ver la plaza así. Cualquiera me diría que va a ser para mejor, que va a tener más posibilidades para la gente y facilidades para transportarse, por el cemento. Pero la verdad es que funcionaba, la plaza funcionaba como estaba. No necesitaba la gran mayoría de las modificaciones que tuvo. Y lo más doloroso es que lo hicieron foráneos, forasteros. Porque esa plaza es más mía que de ellos, esa plaza es de los vecinos mucho más que de cualquiera que esté al mando del municipio. Aclaro que el color de los gobernantes me chupa un huevo con respecto a la plaza, entre los vecinos hay de todo, pero los siento más dueños piensen lo que piensen.

  Voy un paso para atrás. En septiembre del año pasado me llegó un mail del municipio que contenía una encuesta para “ser parte” de los arreglos de la plaza Arias. Fui ansioso a contestarlo. Eran pocas preguntas, de tinte muy boludo (¿usa la plaza? ¿Cómo considera que es su estado?). Lo fuerte estaba cuando decía Para disfrutar del espacio, indícanos cuáles de las siguientes reformas te gustaría ver". Las opciones eran cuatro: canil para perros, anfiteatro, más arbolado y playón arbolado. También tenía una opción con “Otros” que podías escribir. Se las dejo acá abajo, porque la dejaron abierta increíblemente y al pedo. O solo para que la muestre en este espacio pedorro.

https://docs.google.com/forms/d/1mclhtcM6H-oOIpr7Qaiygf9SQeueNoUgM1ti9h1m_4w/viewform?edit_requested=true

  Algunas consideraciones de la encuesta: 1) No te llamaba a ser parte, solo te preguntaba cosas. 2) Nadie me asegura que la hayan leído ni que hayan actuado en consideración de los resultados. 3) Las opciones eran impuestas, no salieron de ninguna reunión ni timbrearon las casas como cuando dejan boletas o quieren hablarte de los candidatos, que en Lanús lo hacen TODOS los partidos, no se confundan. 4) No habla de plazos ni de grandes cambios. Tampoco hablaba de las cosas que iban a volar. 5) Por último, los cambios los iban a hacer igual, la encuesta era para que lxs boludxs se sintieran comodxs.

  De todas las ediciones esta es la que más me gustaría explayarme pero al mismo tiempo temo irme al carajo y aburrirlos. Son tantos años en la plaza Monroe, tantos momentos, papá, el guachín, los amigos, los años que estuvo en peligro, lo que significaba en la pandemia. Voy a elegir una sola anécdota: año 1997, Argentina jugaba con Perú por eliminatorias y mi viejo me llevó a la plaza a patear un poco antes que arranque el partido. Cuando estábamos ahí vio un chico tímido que tenía una discapacidad. Al toque lo llamó para que ataje y le pateamos un buen rato, hasta olvidar que jugaba la selección. Obvio, los tres contentos.

  Así lo recuerdo a mi viejo y por estas cosas también digo que la plaza es nuestra, dejamos sentimientos, dejamos lo que somos en cada paso, en cada pasto, en cada espacio de tierra. Ella nos representa y al mismo tiempo nos da identidad. No quiero que me pinten mi aldea porque estarían pintando mi mundo. Eso es imposible. Nadie con una carpetita bajo el brazo lo podría entender del todo. 


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