domingo, 23 de abril de 2023

LAS MÁSCARAS QUE APENAS VEMOS

 Hace unos quince días se armó revuelo por el etiquetado frontal, que ya está activo en muchísimos productos, y los famosos octógonos negros que anticipan mucho azúcar, mucha grasa saturada y bocha de grasas trans. Empezaron a publicar en redes como algunos productos que decían ser light de golpe estaban llenos de octógonos o dejaban de tener la palabra light, conservando el color y las formas.

  Digo en redes, pero me centro en Twitter, que es mi mundo, donde me siento cómodo y de donde me nutro. No hay tantas posturas falsas, no hay fotos de la cena con la abuelita ni el cumple del perrito, no hay tanto filtro ni viajes a lugares paradisiacos que nunca voy a hacer. Twitter es la red social más real, la más burbuja y un micro-mundo hostil que representa a este mundo que tiene el octógono de “exceso de crueldad”.

  Retomo. En Twitter Mariano Martin (periodista de C5N y Ámbito Financiero) subió una foto de el dulce de leche Ser con el octógono negro que anunciaba exceso de azúcar. Se me dio por compartirla con el siguiente mensaje: “Por esto están en contra del etiquetado frontal. Se caen las máscaras”. Quizás se me fue la mano, estuve un poco amarilloso, parece exagerado. Hay algo de ganas de que suene así y un poco de verdad. Porque una máscara no es algo definitivamente malo.



  Al rato empezaron a caer respuestas al tweet. Raro en mi perfil con pocos seguidores (aunque fieles). La primera me hizo enojar un toque. “Tal cual. La gente tiene que saber que el dulce de leche tiene azúcar” contestó @diecou. Pensé que era un amable chiste o chicana, pero lo que vino después me hizo entender y, por  qué no, reír un poco. No había nada al azar en su respuesta. Mi retuit hizo enfadar el poderoso mundo de los liberales, que no dudaron en armar un plan de respuestas para verduguearme y tratarme de boludo un buen rato.

  Un mundo de trolls empezó a escribirme, enojados por que dije que se caen las máscaras de estas empresas que nos venden salud donde hay excesos. Espero que le paguen a estxs boludxs que escribieron porque posta hicieron un gran trabajo, coordinados, con retuits e imágenes inocentes pero que buscaban mi enojo. Lejos de eso, terminé respondiendo con humor a la gran mayoría. 

  No deja de ser una máscara lo que nos mostraban, escondiendo la cara que no queríamos ver. Bue, quizás tampoco nos importaba tanto. ¿O qué mierda esperan ustedes de un dulce de leche? Pero que tenga esa máscara adelante solo nos da la rabia de querer quitarla. Y ahora que el etiquetado frontal hizo el laburo, descubrimos que hay otros enmascarados y enmascaradas que también deberíamos quitarles la careta.

  De cualquier manera el etiquetado frontal fue más que eso, fue un gran logro como sociedad y un avance para mejorar la salud de los que nos rodean. Pero no nos pongamos boludos: la coca tiene exceso de azúcar y lo sabíamos bien. Incluso tomando un vaso de ella nos jactamos de que es puro azúcar. ¡Pero es tan rica! Un vaso o un cumpleaños con exceso no van a matar a nadie. Lo que se logra es no poner una botella llena de octógonos en la mesa en todas las comidas. Porque lo sabemos, pero si lo vemos es mejor.

  Hay máscaras que nos salvan, como la de soldar. En el teatro ayudan a representar mundos distintos, personajes psicodélicos o pseudo-demonios. En la edad media era una manera de vincularse con los animales y en la Grecia antigua infundían temor o respeto. Acá decís máscara y ya te lo asocian con trampa, con lo oscuro, con un mundo de mierda. Paren che, no le tengan pavor a lo que todavía no ocurrió.

  Pasaron muchos días desde que cité ese twitt y todavía me cuesta entender cómo puede haber gente que esté en contra de algo que te cuide. Lo de los grupos económicos y sus empresas, bue… es lógico. Nada que les afecte a sus productos será contemplado como beneficioso y buscarle la vuelta se acercará mas a “hecha la ley, hecha la trampa” que a moderar los excesos. Pero la gente que se suma, esa no la puedo comprender.

  Volviendo a las máscaras recuerdo una entrevista en la sección Libero Versus al Pelado Silva que de alguna manera tiene que ver con esto (lo hago siempre, sean respetuosos de este pobre tontinho). Cuando le preguntaron qué súper poder le gustaría tener contestó “observar a las personas y saber si son boludas o no”. Quizás una de las mejores respuestas del ciclo junto a “ser invisible” que muchos han elegido. 



  El Pelado Silva quería que la gente tenga octógonos, así de fácil. Sin vueltas. Porque un boludo parece dañino, pero a la larga y si le das cabida, te pueden joder la vida. Casi lo mismo que las grasas saturadas. La máscara de los boludos debe ser de las más difíciles de reconocer. Los hijos de puta se venden más rápido. Si te rescatás podes zafar, con el boludo es distinto.

  A veces existen máscaras en personas buenas que quieren pasar de largo, que no las jodan, que no les cuenten una y les hagan otra. Otros se las ponen para ocultar la tristeza, son máscaras festivas, que vienen con sonrisa y buena onda, pero atrás esconden tristezas y bardos. Máscaras de poder para aparentar, para amedrentar, para generar pánico o máscaras de temor para victimizarse, para especular, para jugar el papel de perri mojadx, de pobrecitx.

  Por las dudas miro los paquetes antes de comprar, me di cuenta que esas máscaras ya las puedo leer. Con los boludos todavía me cuesta.

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